Taza de te



 Miranda estaba extasiada de felicidad  con la publicación de su libro, había trabajado mucho en ello y después de los esfuerzos, las corridas y las interminables búsquedas, logro publicar su obra, la cual a tan solo tres meses de su lanzamiento era todo un éxito. Una distribuidora muy importante, encantada con su novela decidió ofrecerle sus servicios para distribuirla en todo el país, Latinoamérica y parte de Europa. Tenia una enorme popularidad en  las redes sociales y la demanda era cada vez mayor.  Recibía constantemente mensajes de amor de sus lectores y comentarios por demás afectuosos alabando su novela y la forma innovadora de escribir. Una de las cosas que mas le gustaba era recorrer las diferentes provincias argentinas, presentando su libro. Disfrutaba de descubrir nuevas personas, comidas y costumbres. Se dio cuenta que su país, era rico no solo en cuanto a la naturaleza, sino a la diversidad de su gente. En cada presentación brillaba, se la veía radiante y feliz y los lectores hacían fila para conocerla y sacarse fotos.
 Se podía decir que la joven escritora se encontraba en su mejor momento a nivel profesional. Su mente y creatividad estaban encendidas y tenia muchos proyectos en marcha. Rebosaba de felicidad, todo lo que ella siempre soñó, se estaba cumpliendo de una manera rápida y mágica.
 Presenciaba eventos literarios,  reuniones, hasta congresos. También hacia participaciones en la televisión y colaboro en entrevistas radiales. Sin duda su novela iba camino a convertirse en un Best Seler.
Luego de la desaparición de Emilio, el que de la noche a la mañana decidió apartarla de su vida. Cumplió con la promesa y solo focalizo su completa atención en la profesión. Sin lugar a dudas sus largas horas de dedicación y el amor por lo que hace, hicieron que hoy aquel sueño superara sus mas altas expectativas. Siempre quiso dejar huella, marcar una diferencia. Conocía el mundo editorial y sabia que había lugar para todos. Pero ella no seguiría a las masas, conocía muy bien los temas que podría utilizar en sus historias para vender mas libros, pero esa no era ella, no le daba sentido a lo que buscaba. Era muy fácil escribir lo que los otros querían leer o más aun seguir o copiar a los grandes autores. Pero eso no la definía, sabía que su estilo, no seria del agrado de todos, de hecho tenía muy en claro que no podía gustarle a todo el mundo. Pero ese no es el sentido que la mueve. Lo que le da alas a la pasión por lo que hace y el mensaje que busca dejar en el lector. Por eso cada vez que recibía un mensaje cálido  diciendo que su novela había mejorado o cambiado algo en la vida de ese lector. Su corazón danzaba de felicidad.

 Esa mañana se sentía un poco nerviosa, mas allá que había pasado por varias presentaciones, ese cosquilleo de mariposas que revoloteaba en su pansa antes de decir las primeras palabras era algo que no podía evitar y le gustaba, la hacía sentir viva. El solo hecho de sentir  la volvía a la realidad, y le demostraba que ese logro estaba sucediendo, que puede abrazarlo y vivirlo en su presente. Estaba próxima a la siguiente presentación de su libro en una librería muy importante de su país. La editorial para la que trabajaba le llevaba la agenda y la misma estaba bien cargada de eventos. Por lo que se encontraba  preparando su vestuario ya que mañana seria un día muy especial, bueno ella consideraba que todos los días eran así, pero cuando mostraba su trabajo frente al público, era de esos días para recordar. Ver sus caras, las luces, el micrófono que rebotaba su voz y podía escuchar lo que decía, que la mayoría de las veces salía de manera espontanea y según lo que le dictaba su alma. Eran momentos que se inscribían en ella y quedaban para siempre tatuados en su ser.  No armaba grandes discursos, solo se dejaba llevar y también se preparaba para las sorpresas lindas que la vida le ofrecía. La realidad siempre superaba a su imaginación gratamente.
Llego el gran día, en esta ocasión decidió ponerse un pantalón ajustado al cuerpo y ancho en la botamanga color negro, lo acompaño con una camisa color coral de seda y lunares blancos, unos zapatos de taco alto color negro y una chaqueta del mismo tono. El pelo opto  llevarlo suelto de un lado y del otro con una hebilla de color plateada con pequeñas mariposas azules del costado derecho. Se miro al espejo, retoco su maquillaje, dijo su mantra para tranquilizarse y el sonar del timbre avisando que el taxi aguardaba, la volvió al lugar, tomo su cartera y bajo a emprender una nueva aventura.
Cuando llego su corazón palpitaba entusiasmado, había mucha gente esperándola. Los directivos de la editorial, la hicieron entrar por la puerta trasera del establecimiento para evitar disturbios. No solo se encontraban sus fanáticos sino que también se hallaban diferentes miembros de la prensa, convocados por la distribuidora.
Al ver tanta gente, sus manos comenzaron a temblar, dijo nuevamente su mantra para tranquilizarse y entro al gran salón. Los flashes y aplausos le inyectaron una sobredosis de adrenalina y así se dio comienzo a la presentación.
Una vez que termino de exponer la novela,  se dio comienzo a la rueda de preguntas realizada por la prensa.
─ Estimada señorita Miranda, mi nombre es Estela de la revista “Deletreo”, mi pregunta es: Porque siente que su novela, tiene tal repercusión en la sociedad de hoy dia, teniendo en cuanta que es algo que pocas veces se lee?
─ Encantada señora Estela, contestando su pregunta, sinceramente también estoy sorprendida por la repercusión, lo que me lleva a pensar es que quizás son temas que nos involucra a todos como sociedad, y que quizás no muchos se animan a decirlo o abordarlo. Siempre digo que soy fiel a lo que escribo y mi idea es llegar al lector, hacerlo pensar, despertar y ayudarlo de alguna manera.
─ Hola! Mi nombre es Ruben y soy del diario, “La Voz Escrita”, que la inspiro a escribir esta historia?
─ Hola Ruben, me inspiro la vida misma, trato que mis escritos, si bien son de diferentes géneros, puedan abordar la realidad. Por eso me gusta escribir contemporáneo, para llevar a que el lector se identifique, y aquello que sucede en la historia, pueda llevarlo a sentir que puede ser parte de su vida.
─ Por motivos de tiempo, ya que aun falta la firma de ejemplares, solo se podrá hacer una última pregunta. ─ dijo su editor.
─ Buenas tardes, soy de la revista :Mis Creaciones Linguisticas”, mi pregunta es sobre cómo se inicio en el camino de la escritura…
─ El camino de la escritura me acompaño toda la vida, siempre me sentí estimulada por crear  historias, cuando era pequeña, escribía cuentos para leerles a mis amigos, luego en la adolescencia me anime a escribir poesías, y se las dedicaba a mis enamorados y hoy ya entrando en la adultez, me anime a la novela, me gusta mechar lo romántico, con la fantasía  agregarle algunas gotas de suspenso y siempre adentrarlo en un marco real. Me divierte jugar a que la magia y la realidad vayan por la misma vereda.  Espero haber contestado sus preguntas, me encantaría seguir haciéndolo, pero como dijo mi editor, los tiempos apremian, asi que ahora, me dedicare a firmar los libros de mis queridos lectores.
Se escucho un aluvión de aplausos y una fila enorme se armo frente a la mesa donde la escritora presento su obra. De a uno iban pasando, algunos se sacaban fotos, otros mas tímidos le pedían solo la firma y estaban los que querían las dos cosas. Miranda estaba radiante y una sonrisa se había pegado en su boca y de ahí no salía, sus ojos estaban brillantes y la lapicera danzaba feliz en cada firma.
 Se acercaba su turno, comenzó a temblar, daba un paso adelante y dos atrás, le dejaba su lugar a las demás personas para quedar último, eso le daría tiempo a pensar si escapar. Podía sentir su perfume aunque estuviera a varias filas de distancia. Su voz era así como cuando la escucho por primera vez en ese video que vio de ella. Hermosa, nunca se animó a decírselo, ella decía que adormecía a las personas con su timbre, a él, le pareció dulce y linda siempre, pero solo se animó a contestar, es tal cual la imagine. Tomo valor, sus manos comenzaron a transpirar, la miraba de entre las cabezas de los demás expectantes, estaba bella y tenía una sonrisa que iluminaba todo el salón.
“Concéntrate”. Se dijo a si mismo para entrar en razón. Llego su turno, Miranda tomo el libro, ya lo hacía de forma automatizada, pero siempre regalándole una sonrisa a cada comensal y le dijo:
  ─A nombre de quien?
Para Emilio. dijo tembloroso.
 Antes de que ella lo firme, la interrumpe diciendo:
Mejor pone para…..  y menciono ese apodo que ambos se decían en el chat.
 La escritora soltó la lapicera y levanto su cabeza, sus ojos se cruzaron por primera vez en persona, no por fotos como otras tantas veces. Miranda se quedó sin palabras y el misterioso hombre le regalo una sonrisa. Ella intento disimular el remolino de sensaciones que emanaba su cuerpo al verlo por primera vez y tenerlo tan cerca, bajo su  cabeza nuevamente y le firmo el ejemplar.
Cuando se lo entrego, sus dedos se rosaron y se quedaron mirando por segundos. Hasta que un señor un tanto impaciente, que esperaba por su firma, le chisto a Emilio. Este no reaccionaba, se había quedado hipnotizado y con la sonrisa pegada a su rostro. Entonces el hombre un tanto nervioso le dijo:
─Hay mas gente esperando, se puede apurar, no tenemos todo el dia, los demás también queremos pasar tiempo con la señorita Miranda!
Esas palabras un tanto bruscas lo quitaron de su estado hipnótico, por lo que  se retiro sin mas…
Miranda lo siguió con la mirada, hasta que el corpulento hombre se puso frente a ella, con una enorme sonrisa, pidiendo su firma.
 Mientras seguía con los autógrafos y recibiendo las muestras de cariño de la gente, sintió una enorme alegría. El no la había olvidado, sus ojos se lo habían dicho, además tenia su novela en las manos y vino a conocerla con esa excusa tan maravillosa.
 Las firmas terminaron y mil pensamientos pasaron por su cabeza, los tacos le apretaban y quería volver a su casa por una taza de té caliente y recostarse en su cama recordando cada momento mágico, en especial la aparición inesperada de ese sujeto extraño y tan atractivo.
 Salió por la puerta trasera tomando la sugerencia de la editorial y espero un taxi, comenzaba a levantarse una brisa muy fría, cuando atino a buscar su abrigo no lo encontró ,así que entro nuevamente al lugar el que ya se encontraba vacío, pues luego de las firmas  la gente se iba contenta con su ejemplar. Así que era más sencillo encontrarla. Cuando ingreso al establecimiento, recordó que había dejado su chaqueta colgada en una de las sillas. Se dispuso a  dirigirse al lugar y cuando entro a la sala vio a  Emilio sosteniendo su prenda, sentado en una mesa con dos tazas de té. Se quedo por unos segundos paralizada contemplando la escena y puedo verlo con más detenimiento. Era mucho más hermoso de lo que recordaba, le estaba sacando una radiografía ocular casi perfecta. Se acercó, el corrió la silla y dijo:
  La estaba esperando, sabía que volvería por su abrigo, y me tome la molestia de pedirle una taza de té. Espero no  incomodarla. ─ pronuncio el joven mientras ella se sentaba al frente.
 ─ Gracias! La verdad que entre tanta multitud me disperse y no me di cuenta que no la llevaba conmigo,  hasta que comencé a sentir una poco de frio.─ expreso Miranda, regalándole una sonrisa coqueta. Que atento, gracias era justo en lo que estaba pensando antes de salir. las ganas de tomarme una taza de té bien calentita.
─Nos conocimos por fin en persona después de mucho tiempo. Por mera casualidad o algo así. – Esbozo Emilio bajando la mirada un tanto avergonzado.
Ambos se estudiaban como sacándose unas radiografías, era evidente la atracción que sentían, que se gustaban era claro, pero ninguno insinuaba nada. Ella no imaginaba las veces que el fantaseo un encuentro. Él ni percibía cuantas noches cerraba sus ojos y él estaba allí.
Tenían tanto para decirse, pero ninguno hablaba, solo tomaban él te y se miraban de una manera única.
Ella estaba embelesada con sus labios carnosos y sensuales, que le cortaba por momentos el aliento. Mientras que el joven misterioso estaba completamente absorbido por sus ojos color avellana y esa mirada que por momentos lo intimidaba.
 Déjame felicitarte, la verdad que eres una excelente escritora. Me gustó mucho la novela y si viene una segunda parte, me encantaría tenerla.  dijo  mirando sus  ojos, como pidiéndole matrimonio.
 Gracias, la verdad que estoy muy agradecida por la recepción. Está publicada en varios países de Europa y traducidas en más de 7 idiomas. Siempre soñé con esto pero la vida supera mis más grandes expectativas. —dijo  Miranda absorta en su mirada.
Te mereces todo lo que te pasa, aquella  vez que leí el escrito que me enviaste, sabía que llegarías lejos.  dijo Emilio con una enorme sonrisa, que ilumino todo el lugar.
Los dos se miraron y sonrieron. Ella tenía tanto para decirle, el también. Pero en su lugar tomaban sus tazas y absorbían lentamente la infusión, como no queriendo que ese momento terminara. Mientras seguían contemplándose, ella recibió un mensaje en su celular y dijo:
-Gracias por el  té y por tus palabras, fue lindo haberte conocido en persona, tengo que irme me están esperando para una entrevista en la radio, pero fue muy agradable, mas después de tanto tiempo sin saber de vos.  Sé que te tomaste tus molestias para venir hasta aquí, sabiendo que vivís lejos.
 Ya te vas? No te preocupes, pase a visitar a un familiar y como la presentación me quedaba cerca, vine. dijo Emilio omitiendo la verdad.
Ella se acercó y le dio un beso en la mejilla y mientras los labios tocaban su piel sintió un escalofrió que recorrió todo su cuerpo. Tenía deseo de cancelar sus obligaciones y dedicarle la tarde. Pero sabía que su trabajo estaba primero, era el único que la llenaba y le daba grandes esperanzas. En cambio ese hombre se aparto de su vida y aun no entendía por qué.
─ También tengo que irme, el micro sale en un rato, fue muy lindo conocerte y poder intercambiar estas palabras de manera real y ya no virtual.─ Dijo Emilio y le devolvió la chaqueta. Miranda la tomo y ambos salieron de la librería, se despidieron con las miradas, ella tomo el primer taxi que paso un tanto apurada, pues se le estaba haciendo tarde, mientras el se quedo mirándola alejarse hasta que ya no vio el vehículo. Su celular no dejaba de sonar, el editor la buscaba desesperadamente, ella recostó su cabeza en el respaldo del asiento y cerro sus ojos para encontrarse con los de Emilio.
El joven diseñador, caminaba como en las nubes, y con una sonrisa que no podía disimular, paso por un Kiosco y se compro una golosina para coronar el momento y se dirigió a la terminal.
 Una vez que concluyo  la entrevista en la radio necesitaba descansar, la relajo recordad que la aguardaban días de tranquilidad y podría tener tiempo libre para seguir escribiendo o disfrutarlo como más le gustaba.. Regreso a su hogar exhausta pero muy agradecida con la vida por todas esas cosas maravillosas que le estaban ocurriendo. Se quitó los zapatos,  y el placer la invadió, ya no soportaba que sus pies estuvieran aprisionados en ese precioso pero un tanto cruel calzado. Prendió el equipo de audio, puso una melodía agradable y se dio un mimo, encendió la ducha, y la lleno de espumas ese aroma a flores con mezcla de cítricos la relajaba.. Una vez que la bañera tomo su punto justo cerro la canilla y se hundió en las placenteras aguas purificadas que la envolvían y le daban esa sensación de bienestar y goce que tanto le agradaba.  Cerró los ojos y se dejo llevar por la música lenta que  sonaba de fondo, su fiel compañera junto a las burbujas que envolvían su cuerpo. En su mente solo rondaba Emilio, sus ojos, su sonrisa compradora,  esa voz varonil y seductora, el perfume que emanaba de sus poros, comenzó a sentir un cosquilleo cuando recordó la forma en la que posaba sus ojos en cada parte de su figura. Pudo percibir sus nervios. Sentía deseos de quedarse con él, de contarle sobre su vida aquellas cosas que no llegaron a platicar por chat.  Tenerlo en frente era diferente, había imaginado muchas maneras de conocerlo, pero jamás pensó un acto de amor tan puro y genuino. El momento fue aun más preciado de lo que ella imagino. Se sentía feliz  y agradecida, si algo le faltaba para que su plenitud fuera completa, era verlo a Emilio y así fue, qué más podía pedir de la vida. Ese hombre maravilloso, que en persona era aún más bello, se apareció ante ella, tan lindo, tierno y con su libro. Lo tuvo todo este tiempo  y ella que creía que ni siquiera la recordaba, no era así. O por lo menos no ese día.
 Salió de la bañera sintiéndose renovada, se coloco la bata y percibió al mirarse al espejo que aun llevaba con ella la hebilla con esas bonitas mariposas azules. La dejo en su alhajero, se puso el piyama, el cual constaba de pantalón largo ancho de rayas blancas y muy cómodo color rosa, una musculosa haciendo juego y unas pantuflas muy peludas y abrigadas del mismo tono que el piyama en forma de garras. Peino su larga y abundante cabellera y se dirigió a la cocina a prepararse algo sustancioso para cenar.
                                                            
                                                             **********

Emilio llego a su casa después de un largo viaje en micro, tenía todo alborotado, había salido muy temprano en la mañana y no tuvo tiempo de acomodar. Puso la pava para el mate y se quito las zapatillas, le encantaba andar descalzo por la casa y tener ese contacto con el piso lo revitalizaba. Mientras el agua llegaba a su punto sin hervir, se puso a ordenar algunas cosas, quito algo de trabajo que tenía en la mesa de la cocina y se quedó mirando el libro y la firma de Miranda embobado, emitiendo un suspiro dijo:
Que mujer más bella, dulce, divertida, elegante, creo que me estoy enamorando. Pero por momentos se mostró tan distante, como si mi compañía no la hubiera impresionado. No la culpo después de la mentira que le dije, era obvio que todo lo hice por ella. A veces no me entiendo, por qué no me animo a decirle lo que me pasa y en su lugar, me callo, o hablo de otra cosa. Creo que estoy empezando a quererla, estoy convencido de eso”
  El sonido del agua le advirtió al joven que ya era tiempo de quitarla de las llamas. Una vez que apago el fuego, se dedico a cebarse unos mates, guardo el libro y comenzó a terminar sus trabajos, tenía varias entregas para esa semana y la inspiración había regresado.

                                                                                                       Continuara...

                                                                                            

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